“La Gallina Extremeña Azul es una raza autóctona con futuro por sus aptitudes y rusticidad. Una gallina que merece la pena conservar y proteger”

“La Gallina Extremeña Azul es una raza autóctona con futuro por sus aptitudes y rusticidad. Una gallina que merece la pena conservar y proteger”

Entrevistamos a Gregorio Sabido Calderón, uno de los criadores de la Asociación de la Gallina Extremeña Azul (ACGEXA), apasionado y defensor de esta raza autóctona en peligro de extinción.

Gregorio nos recibe en su casa, cerca de Don Benito, donde nos espera junto a sus gallinas de raza autóctona Extremeña Azul. Nos avisa desde el primer momento, en verano no es el mejor momento para fotografiar a las gallinas. Es una apasionado de las aves, en especial de las gallinas, una afición que le acompaña desde niño y que se le nota en la forma de hablar que tiene sobre la cría y conservación de estos animales. Rodeado de gallinas desde toda la vida, sus padres ya tenían gallinas cuando él era pequeño, es en los años 80 cuando comienza a interesarse por la Gallina Extremeña Azul.  Ahora con 64 años, podemos afirmar que Gregorio es un gran criador y conocedor de la raza como pocos. 

La Gallina Extremeña Azul es una gallina de doble aptitud. Las hembras pueden alcanzar los 3 kilogramos, los machos hasta 4. Con unas características bien diferenciadas en su capa y morfología, Gregorio comienza a formarse por su cuenta y a criar esta raza porque descubre que algunas de las gallinas que él tiene coinciden en muchas de sus características de la Gallina Extremeña Azul. Por entonces, aún no se encontraba declarada como raza autóctona, y Gregorio, él nos cuenta que “ignorantemente” aunque nosotros pensamos que de eso nada, sino razonadamente, comenzó poco a poco a buscar en sus gallinas lo que más le gustaba: el color azul de estos animales. Aquí Gregorio se para y nos explica cómo surge el color azul: “Para que salga el azul, necesitamos colores como el blanco y el negro, así es como es posible lograr la capa azul que tanto distingue a esta gallina”. Quizás por eso, Gregorio nos confiesa que él cree que la raza debería denominarse sólo “Gallina Extremeña”, ya que como se necesita el blanco y el azul, el quitar el azul de nombre, cobijaría los tres colores. 

Poco a poco, Gregorio empieza a realizar selección por capa y por puesta, enfocándose en este aspecto seleccionando huevos de tamaño grande. Y este trabajo que empezó hace cerca de cuarenta años, ha dado sus frutos y se conoce tanto que sus gallinas son referencia entre los criadores y amantes de la Gallina Extremeña Azul, ya que a su casa van muchos a ver y comprar animales de su raza. 

Volviendo a sus inicios con las gallinas, Gregorio nos cuenta que no sabía que tenía esta raza hasta que no conoció a Fernando Orozco y su trabajo.


Libro de Razas de Gallinas Españolas de Fernando Orozco Piñan. En la fotografía de la derecha superior, Fernando Orozco en las instalaciones de El Encín con un gallo de raza Prat. (Foto Quercus).


Fernando Orozco Piñán, ingeniero agrónomo nacido en 1926, investigador del INIA (Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria) dedicó toda su vida a la defensa y conservación de las razas ganaderas españolas, en especial a la recuperación y estudio de las razas autóctonas de las gallinas españolas. En 1975, inició el  “Programa de localización, conservación y estudio genético de razas españolas de gallinas”. En 1989, se recorrió España para intentar recopilar las distintas razas de gallinas que existían. En la zona de La Serena, descubrió una con plumaje gris que le pareció distinta al resto, y decidió incluirla en su libro de razas otorgándole la denominación que aún conserva.

Gregorio expone que hasta que no se definen los patrones de las razas, no se pueden encaminar los detalles y objetivos de las razas autóctonas, por lo que ha costado muchos años ponerse de acuerdo en estos parámetros para la conservación de estas razas. 

Una de las ideas que acompaña a la Gallina Extremeña Azul, es si estos animales acompañaban a los trashumantes de la tierra. Gregorio nos cuenta que es algo que se ha pensado durante mucho tiempo, se creía que las gallinas iban con los trashumantes y que podría haber surgido alguna mezclas con las razas Pardo e Indio de León, ya que estos animales tienen unos colores algo parecidos al gris de la Gallina Extremeña Azul. En 2016, ACGEXA, la Asociación de Criadores de Gallinas de Raza Extremeña Azul, solicita el reconocimiento de la raza al Servicio de Producción Agraria de la Dirección General de Agricultura y Ganadería de la Consejería de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y Territorio de la Junta de Extremadura. Esta petición se avala por un informe argumentado de varias entidades científicas y centros de investigación representativos en la materia como el CICYTEX (Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura) y CENSYRA (Centro de Selección y Reproducción Animal), entre otras. Este informe aporta datos suficientes para justificar el reconocimiento de la Extremeña Azul como raza. Dentro del apartado de caracterización genética de la raza, se concluye que esta raza es una población homogénea en la que no se observan influencias de otras razas autóctonas como el Indio de León o la Andaluza Azul, ni con el resto de razas con las que mantiene cercanía geográfica ni razas comerciales como Cornis o Leghorn. 

Gregorio siempre lo ha tenido claro. No mezclaban sus gallinas. La Extremeña Azul es una raza completamente autóctona y originaria de Extremadura. Quizás, de esas gallinas trashumantes, podrían venir las de su padre, que las tenía por subsistencia, como se tenía antiguamente todas las gallinas. Él se queda con las gallinas porque las tenía su padre, y une esta nueva afición a la de los palomos de competición, aves que le maravillan desde pequeño. 

Muy metódico en su propia selección, lo que Gregorio hace lo hacen pocos. “Cada maestrillo tiene su librillo”, nos replica riéndose. Para él es muy importante criar y sacar adelante animales que cumplen con las características de la raza, por eso, la mayoría de las veces se queda para él con muy pocos animales de los que saca. Hasta que los animales no llegan a los dos años de edad, Gregorio no decide cuáles se quedan en su casa. Espera este tiempo para tener clara la elección y selección. Se centra en los detalles, lo tiene todo controlado: puesta, huevos con doble yema, morfología, colores, peso… Lleva también al día los registros de paternidad y maternidad de todos sus animales. En la incubadora, ya separa y tiene claro de qué gallo y de qué gallina es cada huevo, y por supuesto, tiene mucho cuidado con la consanguinidad en la selección. Y esto también lo lleva a rajatabla con los animales que salen de su cría: no vende ningún animal hasta que no sabe cómo es. “Un buen criador nunca vende un pichón” Por eso él espera también dos años. El quita lo que no le convence, pero ya sabe lo que hay. Procura dejar las hembras y machos de las gallinas que ponen huevos con doble yema, ya que está buscando este carácter en su granja. Justo este año, ha comenzado a registrar los datos de los huevos y yemas, por lo que encuentra muy interesante, cuando hablamos,  que desde la Asociación se hiciera una especie de libreta de criador para registrar estos parámetros: huevo, peso, color… Próximamente, ACGEXA mandará a los criadores un Rango de colores del huevo de esta raza para poder estudiar y sacar datos sobre qué colores predominan en la Extremeña Azul. 

Gregorio sabe muy bien qué gallinas y gallos le gustan y cuáles no. Todo lo que supo y aprendió de los palomos, lo trasladó a las gallinas. Tiene muy en cuenta la funcionalidad, además de la morfología. Cree que sería muy interesante y beneficioso explicar la funcionalidad de los ejemplares de esta raza (rusticidad, producción…) y la calidad y características de sus productos, no solo quedarse en la morfología en los concursos, ya que son así meros concursos de belleza. 

Él piensa que sería muy interesante establecer unos patrones definidos dentro de la raza, para que no se pierdan las diferentes líneas que hay dentro de la Gallina Extremeña Azul. Gregorio sabe muchísimo sobre las características de la raza, pero no es ni quiere ser calificador oficial. No quiere cargo ninguno, le gusta y le hace feliz ayudar a los compañeros de la asociación, ACGEXA, que van a su casa a por animales o que le llaman pidiendo consejo.

 Antes de ACGEXA, la Asociación de Criadores de Gallinas de Raza Extremeña Azul, existía la Asociación El Corral, fue la primera asociación en defensa de esta raza, de la que Gregorio, junto a otros criadores, también forma parte. Su carné es el número 4. Ya en El Corral, sabían por donde iba el tema con la defensa y conservación de la raza, ya que los objetivos que se fomentaban desde esta asociación eran la promoción de la cría, la recuperación de razas autóctonas y la mejora genética. Y no es una tarea pequeña, Gregorio insiste: “nosotros solos no podíamos hacer todo esto”.  Gracias a ACGEXA y a centros y entidades como la universidad, el CICYTEX y el CENSYRA, juntos trabajan por la conservación de la Gallina Extremeña Azul. 

“Es una gallina muy rústica, se adapta perfectamente”, nos contesta Gregorio cuando le preguntamos cómo es la raza y qué es lo que más le gusta. “Son animales longevos, mansitos, duros y buenos para las enfermedades, nunca se ponen malas, no es para nada un animal delicado.” 

¿Cómo debe ser un ejemplar de la raza Extremeña Azul?


Gregorio nos da algunas de las claves:

-El ojo tiene que ser castaño rojizo.

-La cara de color rojo.

-El pico córneo, con la punta amarillenta. 

-La cola en un ángulo de 45 grados.

-Los picos de la cresta deben estar bien diferenciados, como si fuesen una sierra, en número de 5 a 6.

-Los huevos de la Gallina Extremeña Azul no son blancos, tienen varias tonalidades, desde el color crema al moreno. 

-La piel debe ser amarillenta, no de color blanco.

-La orejilla de color rojo.

Aún no se comercializa ningún producto de gallina extremeña azul, pero puede que sea una de las claves en la conservación y futuro de esta raza. Por eso, a Gregorio le parece bien iniciativas como el Logotipo Raza Autóctona 100%, logotipo que ampara el MAPA (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación) y al que la asociación espera acogerse en un futuro próximo. Y hablando de futuro, Gregorio no duda: “tenemos que fomentar la Extremeña Azul, una raza rústica que se adapta como pocas, con buena producción y que produce alimentos de calidad”. Por eso, para él es tan importante que se organicen exposiciones morfológicas y jornadas técnicas. También la difusión y promoción de la raza, y una buena explicación del patrón para que los criadores conozcan todos los detalles de la Gallina Extremeña Azul. En unos años, cuando le preguntamos por la asociación y la raza, a él le encantaría verla en lo más alto de todo: reconocida, valorada, fuera de peligro de extinción: “porque lo vale y merece la pena. Por sus aptitudes y características, por sus producciones y por su rusticidad. Una gallina que merece la pena conservar y proteger”

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